Bruto suena a taller que no se esconde detrás de barnices brillantes ni fotos de catálogo. Evoca madera en estado honesto, herramientas que realmente se usan y un diseño que apuesta por lo esencial. La carpintería con ese nombre transmite carácter: mesas de trabajo sólidas, líneas claras y un ambiente donde lo artesanal no está romantizado, simplemente está bien hecho. Es un espacio pensado, limpio, casi elegante, pero con la actitud justa para recordar que aquí se trabaja de verdad. Bruto no pretende suavizarse para gustar. Y, justo por eso, gusta más.